Llegó incluso a acoger en la Casa Presidencial a decenas de niños. Una manera de actuar y un protagonismo, muchas veces superior a la de su marido, que no fue muy bien entendido por todo el mundo. -No todo el mundo comprendió su manera de llevar a cabo aquel proyecto solidario. Para mí rescatar a los niños fue como un impulso, tuve que apostar por un experimento. El problema de los niños de la calle en Honduras era que, en cierto modo, lo asumían como inevitable. Ciertas organizaciones me atacaron porque aunque disponían de recursos para hacer determinadas cosas y no las hacían. -Usted llegó a salir a la calle para recoger a esos niños personalmente. Sí, llamaban a mi despacho y decían: “mira en la calle tal hay unos niños…” Se despertó una conciencia importante, la gente sintió que el proyecto que yo había iniciado también era suyo. -Sería un shock para la gente Honduras ver a la primera dama en los barrios marginales de la ciudad. Sí, al principio lo veían como algo sorprendente pero luego me ayudaban.
Las mujeres y los travestis que ejercían la prostitución eran los que me informaban de donde se explotaba a los niños. Se creó una conciencia social. Su matrimonio En aquellos años y mientras vive con intensidad su labor solidaria, Aguas sufre una grave crisis personal. Pese a los intentos por salvar su matrimonio, termina separándose de su marido y abandonando Honduras junto a los niños a los que ha acogido. -¿Cómo es actualmente su relación con su exmarido? Ahora mi relación con él es muy buena, me apoya en todo lo que hago. Ayer me llamó para desearme suerte con lo del libro. Siempre me apoyó en el tema de mis hijos y en mi trabajo social, no puedo olvidar la confianza que él depositó en mí -Pero su ruptura fue, en cierto modo, traumática. Todos sufrimos cuando vivimos el desamor, pero él estará siempre unido a mi experiencia como primera dama, gracias a eso encontré a mis hijos, despertó mi vocación solidaria. Ricardo me permitió hacer todo eso. -¿Cuáles fueron los principales motivos que provocaron el fin de ese sueño que inicio con Ricardo Maduro? No quiero entrar en detalles personales pero…éramos muy diferentes: diferentes culturas, una diferencia de edad importante (17 años), además iniciamos nuestro matrimonio en pleno gobierno. No fue fácil, en el entorno de un Primer Ministro siempre hay muchos intereses. La Reina, su referente Durante su etapa como primera dama de Honduras, Aguas coincidió en varias ocasiones con los Reina quien, asegura, es su modelo a seguir. -En el libro menciona lo cariñosa que se mostró siempre la reina Sofía con usted. Ella siempre fue muy cercana y un modelo para mí. Le comentaba lo que estaba intentando hacer por cambiar esa realidad y ella me reconfortaba, a nivel personal también lo hizo: se preocupaba por mis hijos y mi bienestar.
Es una persona admirable. Sus hijos En la actualidad, la andaluza reside en Filipinas con sus hijos: los tres mayores los adoptó en Honduras y los 2 pequeños –aunque no son legalmente sus hijos, se refiere a ellos como tal- son filipinos y viven acogidos con sus madres en casa de Aguas. -Antes de adoptarlos, sus hijos sufrieron en sus propias carnes la misma pobreza y explotación contra la que usted lleva tanto tiempo luchando. Sí. Mi hija mayor, que tiene 14 años y es indígena, vio como su madre mataba a su padre. Además, el que fue mi hijo durante tres años y medio (lo tuvo acogido) estaba en una silla de ruedas cuando lo recogí. Logré localizar a sus padres en Alaska, donde habían emigrado, y ahora los tres están juntos. Él me preguntó una vez si Dios era español. Eso te marca para toda la vida. -Parece una mujer muy apasionada con todo lo que hace (Risas) Soy andaluza, soy española, soy apasionada. A veces cuando me siento cansada, pienso que no puedo decir que no, siento que tengo una gran responsabilidad. Hay un gesto de alguien que me impulsa a seguir. Te contaré que por algo que yo dije en una ocasión, una persona me contestó: “ahora sé que Dios existe”.